El cerebro trastornado: biopsicología de los principales trastornos psiquiátricos
Un trastorno psiquiátrico o trastorno psicológico se define como "un trastorno de la función psicológica lo suficientemente grave como para requerir tratamiento por parte de un psiquiatra o un psicólogo clínico" (Pinel, 2007). Hay mucha evidencia acerca de que los trastornos psiquiátricos son el resultado de cerebros disfuncionales, pero suelen estar más influidos por factores de la experiencia, como el estrés, y suelen ser menor conocidos.
En este caso nos centraremos en cuatro trastornos psiquiátricos que Pinel (2007) menciona, realizando un análisis de la investigación biopsicológica de cada uno.
Esquizofrenia.
"Esquizofrenia" quiere decir división de las funciones psíquicas. El síntoma principal de la esquizofrenia es la ruptura en la integración de la emoción, el pensamiento y la acción. Este trastorno solía ser considerado como signo de locura.
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- Síntomas positivos: son comportamientos psicóticos; las personas pierden contacto con la realidad. Incluyen alucinaciones, delirios trastornos del pensamiento y trastornos del movimiento.
- Síntomas negativos: son interrupciones del comportamiento normal y las emociones. Pueden llegar a confundirse con depresión o algún otro trastorno. Incluyen afecto plano, falsa satisfacción de la vida diaria, dificultad para comenzar o mantener actividades y reducción del habla,
- Síntomas congnitivos: son cambios en la memoria o algún otro aspecto de la persona. Incluyen deficiencia en el funcionamiento ejecutivo, problemas para concentrarse o prestar atención, y problemas con la memoria de trabajo.
La probabilidad de que un pariente biológico cercano de una persona con esquizofrenia tenga esquizofrenia también es del 10%. Los estudios de adopción demuestran que el riesgo de sufrir esquizofrenia aumenta si los padres biológicos tienen este trastorno, pero no si lo presentan los padres adoptivos. Sin embargo, la experiencia también juega un papel importante en la persona para ver si desarrolla o no esquizofrenia.
El primer fármaco antipsicótico se descubrió gracias al estudio de la bioquímica de la esquizofrenia, este es la clorpomacina. Alivia los síntomas de la esquizofrenia, calma a las personas o las activa, dependiendo del trastorno; no cura la esquizofrenia, pero reduce bastante la gravedad de los síntomas. La reserpina es otro fármaco que se usó para tratar la esquizofrenia, que actualmente ya no se utiliza, ya que produce descensos en la tensión arterial. La clozapina (neuroléptico) es el tratamiento más eficaz para la esquizofrenia (Pinel, 2007).
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Hay distintas teorías que tratan de explicar cuáles son las causas de la esquizofrenia y qué es lo que determina su desarrollo. Entre ellas está la teoría dopaminérgica, que dice que la esquizofrenia es causada por un exceso de dopamina y que los fármacos antipsicóticos disminuyen estos niveles.
No solo la dopamina está implicada en este trastorno, sino que también otros neurotransmisores como el glutamato y la serotonina. Además el tratamiento con neuroléptidos tarda varias semanas en aliviar los síntomas de la esquizofrenia. Este trastorno está asociado a un daño cerebral difuso, anomalías dispersas.
Trastornos afectivos: depresión y manía.
La depresión es una reacción normal en la pérdida de alguien querido, pero hay personas que tienen una tendencia desproporcionada. Las personas con depresión experimentan desesperación, pierden la capacidad de sentir placer sin razón aparente (anhedonia), y en casos extremos les resulta casi imposible satisfacer los requisitos básicos de la vida cotidiana, como mantener un trabajo, tener interacciones sociales o incluso mantener un nivel aceptable de higiene (Pinel, 2007).
Otro tipo de trastorno afectivo es la manía, lo contrario a la depresión. Esta se caracteriza por una elevada confianza en sí mismo, impulsividad, falta de atención y un alto nivel de energía. En periodos de manía leve la persona habla mucho, se siente llena de energía, es impulsiva, positiva y con mucha confianza en sí misma. Cuando la manía ya es extrema la persona suele despertarse en un estado de entusiasmo desenfrenado con una verborrea incesante que los hace cambiar de tema a tema; no hay tarea que les resulte difícil, ningún objetivo es inalcanzable, tienen un sentimiento de grandiosidad, falta de atención e impulsividad. Todo lo anterior los suele llevar a desastres continuos.
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El trastorno afectivo bipolar se refiere a las personas que sufren de depresión con periodos de manía. El trastorno afectivo unipolar se refiere a las personas con depresión que no han tenido periodos de manía. La depresión, de acuerdo con Pinel (2007), se puede dividir en dos: está la depresión reactiva, en la cual la depresión es provocada por alguna experiencia negativa como la muerte de un ser querido; y la depresión endógena, en la que no se conoce cuál es la causa.
Un aproximado del 6% de la población sufre de algún trastorno afectivo unipolar en algún momento de su vida y alrededor del 1% sufre de un trastorno afectivo bipolar. Y aproximadamente, un 10% de las personas que tienen un trastorno afectivo se suicida.
Los factores genéticos contribuyen a las diferencias entre las personas, respecto a que lleguen a padecer de algún trastorno afectivo. De acuerdo con los resultados de estudios, hay una tendencia a que los gemelos afectados sufran el mismo trastorno, ya se unipolar o bipolar, y que los índices de concordancia para los trastornos bipolares suelen ser superiores a los de trastornos unipolares. En cuanto a la influencias del ambiente, las experiencias estresantes pueden causar crisis de depresión en personas ya deprimidas. También se cree que la exposición al estrés en las primeras fases de vida aumenta la probabilidad de sufrir depresión en la vida adulta.
Se utilizan cuatro tipos de fármacos para tratar los trastornos afectivos: los inhibidores de monoaminoxidasa (MAO), los antidepresivos tricíclicos, el litio y los inhibidores selectivos de la recaptación de las monoaminas (ISRS). Los primeros tienen varios efectos secundarios, entre los más peligrosos el efecto queso (cuando la persona consume alimentos altos en tiramina pueden sufrir un derrame cerebral por el aumento de la tensión arterial. Los segundos son una opción más segura que los inhibidores de MAO. El litio es un estabilizador del estado de ánimo. Y los ISRS son los más eficaces, además que tienen muy pocos efectos secundarios (Pinel, 2007).
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Las perosnas con depresión presentan lesiones en tres principales zonas del cerebro: la amígdala, la corteza prefrontal y varios puntos del sistema dopaminérgico mesotelencefálico de la dopamina (involucrado en la experiencia del placer).
Trastornos de ansiedad.
La ansiedad es el miedo crónico que se mantiene aunque no haya una amenaza directa; es un correalto psicológico habitual del estrés. Esta nos sirve de manera adaptativa si motiva conductas de afrontamiento efectivas, pero si se vuelve muy grave como para alterar el funcionamiento normal, se convierte en un trastorno de ansiedad (Pinel, 2007). Estos son los trastornos psiquiátricos con mayor prevalencia. Un aproximado del 25% de las personas sufre un trastorno de ansiedad en algún momento de su vida.
Se relacionan con sentimientos de ansiedad como miedo, preocupación y abatimiento, y con reacciones fisiológicas de estrés como taquicardia, hipertensión, náusea, dificultades de respiración, alteraciones del sueño y niveles elevados de glucocortioides.
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Existen cinco tipos principales de trastorno de ansiedad. El trastorno de ansiedad generalizada se caracteriza por reacciones de estrés y sensaciones extremas de ansiedad; e producen en ausencia de un estímulo precipitante obvio. Los trastornos fóbicos de ansiedad son parecidos al anterior, pero se producen por la exposición a objetos determinados o situaciones. Los trastornos de pánico se caracterizan por una crisis de miedo extremo, que se inician rápidamente y tienen síntomas graves de estrés. Los trastornos obsesivo-compulsivos se caracterizan por penssamientos recurrentes, incotrolables, que producen ansiedad (obsesiones) e impulsos (compulsiones); responder a esos pensamientos e impulsos es una manera de disipar la ansiedad relacionada a ellos (Pinel, 2007). Y el trastorno por estrés postraunmático que es un cuadro de malestar psicológico persistente después de haber vivido una situación de excesivo estrés.
La experiencia juega un papel muy importante en la evolución de los trastornos de ansiedad, ya que la mayoría de estos se desencadenan a partir de acontecimientos estresantes y porque la ansiedad se suele centrar en objetos o situaciones determinadas. Pero también tienen un componente genético importante, esto se ha comprobado en estudios con gemelos.
Hay dos clases de fármacos utilizados contra los trastornos de ansiedad: las benzodiacepinas y los agonistas serotoninérgicos. Los primeros son los que más se recetan; tienen varios efectos secundarios adversos como sedación, ataxia, temblores, náuseas, adicción y síndrome de abstinencia incluyendo un rebote de ansiedad; estos afectan los receptores GABA. Los segundos no tienen los efectos secundarios del anterior, pero sí los producen náuseas, mareos, dolor de cabeza o insomnio.
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Las teorías actuales de las bases neurales de la ansiedad se basan en gran medida en el análisis de los efectos de los fármacos terapéuticos. Se cree que la ansiedad se puede deber a una alteración en los trasmisores de GABA y de serotonina. También se centran en la amígdala por su papel en el miedo y la conducta defensiva; se ha descubierto que esta en los trastornos de ansiedad tiene niveles elevados de GABA.
Síndrome de Gilles de la Tourette.
Este es diferente a los anteriores respecto a sus características tan específicas. Este síndrome es un trastorno de tics (movimientos o vocalizaciones involuntarias, repetitivas y estereotipadas). Suele comenzar en la niñez con tics motores simples, parpadear o mover la cabeza, pero estos se van desarrollando a lo largo del tiempo volviéndose cada vez más complejos y severos. Estos tics motores más severos son: golpear, hacer gestos lascivos tocar objetos, sentarse en cuclillas, ponerse furioso y dar vueltas . "Los tics verbales mas comunes son: sonidos inarticulados, coprolalila (decir obscenidades), ecolalia (repetir palabras de otra persona) y palilalia (repetir palabras de uno mismo)" (Pinel, 2007).
El síndrome de Gilles de la Tourette se da en 0.7% de los niños y es más frecuente en los hombres que en las mujeres. Algunas de las personas que tienen este síndrome también presentan signos de trastorno de déficit de atención/hiperactividad, de trastorno obsesivo-compulsivo, o de ambos.
Los tics del síndrome son involuntarios, pero la persona puede llegar a controlarlos usando una gran concetración y esfuerzo por un breve periodo de tiempo; aunque si los suprime la persona se sentirá tensa e incómoda, lo que podría desencadenar otra serie de tics frecuentes e intensos.
Es un poco lo que se sabe acerca de los mecanismos neurales del Síndrome de Gilles de la Tourette a causa de tres impedimentos: no existen modelos animales para este síndrome, por lo que es difícil hacer experimentos controlados y es imposible llevar a cabo estudios que impliquen una manipulación directa del cerebro; todavía no se han descubierto genes concretos que estén implicados en la evolución del trastorno; y por los mivimientos involuntarios característicos del trastorno es muy difícil realizar estudios de neuroimagen, porque solo se pueden realizar por un breve periodo de tiempo en que la persona pueda controlar sus tics (Pinel, 2007).
Se han observado anomalías en el cerebro de personas con este síndrome, sobre todo en los núcleos de la base, también se han observado en la corteza, especialmente en áreas de la corteza límbica y asociativa.
A pesar de que los tics son el principal síntoma del trastorno, se le empieza tratando centrándose en otros aspectos del trastorno, así como los problemas emocionales asociados, como la ansiedad y la depresión. Luego de atender esto se pasa al tratamiento de los síntomas. Los tics suelen tratarse con neurolépticos, que bloquean el receptor dopaminérgico, aunque no hay muchos estudios que comprueben la eficacia de estos fármacos en el tratamiento del Síndrome de Gilles de la Tourette. Actualmente se cree que este trastorno se debe a una inervación dopaminérgia excesiva del neoestriado y las área de la corteza límbica asociadas (Pinel, 2007).
Para ampliar el contenido acerca de los trastornos psiquiátricos ver el siguiente video, en donde se presentan testimonios de personas que los padecen y se va explicando lo que ocurre ne su cerebro dependiendo del trastorno.
Referencias:
Fuente: http://ospdesba.org.ar/ |
El síndrome de Gilles de la Tourette se da en 0.7% de los niños y es más frecuente en los hombres que en las mujeres. Algunas de las personas que tienen este síndrome también presentan signos de trastorno de déficit de atención/hiperactividad, de trastorno obsesivo-compulsivo, o de ambos.
Los tics del síndrome son involuntarios, pero la persona puede llegar a controlarlos usando una gran concetración y esfuerzo por un breve periodo de tiempo; aunque si los suprime la persona se sentirá tensa e incómoda, lo que podría desencadenar otra serie de tics frecuentes e intensos.
Es un poco lo que se sabe acerca de los mecanismos neurales del Síndrome de Gilles de la Tourette a causa de tres impedimentos: no existen modelos animales para este síndrome, por lo que es difícil hacer experimentos controlados y es imposible llevar a cabo estudios que impliquen una manipulación directa del cerebro; todavía no se han descubierto genes concretos que estén implicados en la evolución del trastorno; y por los mivimientos involuntarios característicos del trastorno es muy difícil realizar estudios de neuroimagen, porque solo se pueden realizar por un breve periodo de tiempo en que la persona pueda controlar sus tics (Pinel, 2007).
Se han observado anomalías en el cerebro de personas con este síndrome, sobre todo en los núcleos de la base, también se han observado en la corteza, especialmente en áreas de la corteza límbica y asociativa.
A pesar de que los tics son el principal síntoma del trastorno, se le empieza tratando centrándose en otros aspectos del trastorno, así como los problemas emocionales asociados, como la ansiedad y la depresión. Luego de atender esto se pasa al tratamiento de los síntomas. Los tics suelen tratarse con neurolépticos, que bloquean el receptor dopaminérgico, aunque no hay muchos estudios que comprueben la eficacia de estos fármacos en el tratamiento del Síndrome de Gilles de la Tourette. Actualmente se cree que este trastorno se debe a una inervación dopaminérgia excesiva del neoestriado y las área de la corteza límbica asociadas (Pinel, 2007).
Para ampliar el contenido acerca de los trastornos psiquiátricos ver el siguiente video, en donde se presentan testimonios de personas que los padecen y se va explicando lo que ocurre ne su cerebro dependiendo del trastorno.
Referencias:
- Mental, I. N. (2015). La esquizofrenia. Publicación de NIH Núm. SP 15-3517, 2-17.
- Pinel, John P. J. (2007), Biopsicología, sexta edición. Pearson Educación, S.A. Madrid, España.
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